La armadura medieval era más un lastre que una ventaja
Un estudio demuestra que su uso perjudicaba el rendimiento en la batalla
Uno de los voluntarios, en la cinta andadora. proc. roy. soc.
En la mañana del 25 de octubre de 1415, día de San Crispín, unos 10.000 caballeros franceses avanzaron por un estrecho corredor entre los bosques de Tramecourt y Agincourt (Francia). Enfrente esperaba el Ejército inglés. Aunque había seis franceses por cada invasor, Francia perdió aquella decisiva batalla deHasta el siglo XVI, cuando las armas de fuego comenzaron a desplazar a las espadas, arcos y lanzas, los soldados vestían armaduras articuladas de planchas de acero. Su peso, entre 35 y 50 kilos, parece un serio hándicap para el combate. Pero han sido científicos de las universidades de Leeds, Oxford y Milán los primeros en cuantificarlo y valorar biológicamente el impacto de las armaduras en el rendimiento de los militares.
Su investigación, publicada en Proceedings of the Royal Society B, ha revelado que los caballeros de la baja Edad Media necesitaban más del doble de energía cuando caminaban o corrían cubiertos de acero. Sometieron a varias pruebas de espirometría a cuatro voluntarios de
Sin espacio para respirar
Aunque hubo pequeñas diferencias de rendimiento, comprobaron que el coste neto metabólico fue entre 2,1 y 2,3 veces superior con el acero encima. Corriendo, el esfuerzo exigido también se dobló. Además, constataron un aumento de la frecuencia respiratoria por la demanda similar a la de un ejercicio físico intenso, pero no detectaron mayor densidad del torrente de aire: el peto metálico impedía que los pulmones se expandieran, obligando a los soldados a respiraciones cortas y muy frecuentes, provocando un exceso de ventilación."La carga soportada por los soldados modernos es muy similar a la de una armadura", explica a Público el fisiólogo de
La investigación también evaluó si la zancada se veía afectada. Estudiaron el caminar de los voluntarios, con una enorme espada entre sus manos, a distintas velocidades. Aunque la armadura afectaba a su rendimiento, no alteró la locomoción. "El aumento del coste mecánico de mover las piernas se debió a la masa extra", sostiene el estudio. Las piezas de las piernas podían pesar hasta siete kilos, lo que exigía un 63% más de energía mecánica al caminar.
"Un joven soldado podría caminar a un ritmo bastante rápido (
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